domingo, 1 de junio de 2008

Costos e ingresos del productor de soja en el Sur de la Provincia de Santa Fe

Escrito por la Dra. Ana Quagliani y por la Ing. Agr. (MSc) Susana Zuliani
Cátedras: Comercialización Agropecuaria y Administración Rural


Como consecuencia de la medida de fuerza del sector agropecuario, se ha escrito y hablado mucho acerca del ingreso neto del productor de soja y, mientras algunos afirman que un agricultor con 150 hectáreas en el sur de la provincia de Santa puede mantener holgadamente a su familia y adquirir costosos vehículos, otros señalan que apenas les alcanza para vivir modestamente y no les queda demasiado capital para grandes inversiones.

El objetivo de estas líneas es aportar algunos datos que ayuden a tener una visión un poco más clara de la diferente situación en la que se encuentran los productores del sur de la provincia de Santa Fe, tanto por sus características productivas y personales, como por las circunstancias que les ha tocado enfrentar. Quizás estos productores podrían considerarse representativos de los agricultores que producen un alto porcentaje de dicha oleaginosa. Otra problemática diferente es la que afrontan los productores de zonas marginales, pero su consideración escapa a los límites impuestos a este artículo.

En primer lugar, conviene identificar los distintos productores sojeros del área, independientemente del número de hectáreas que cultiven. Ellos son los siguientes:
el productor propietario del campo, que trabaja con maquinaria propia aunque suele contratar la realización de algunas labores;
el productor propietario del campo que, al no contar con maquinaria propia o ésta ha quedado obsoleta por el adelanto tecnológico, contrata la realización de todas las labores;
el productor-arrendatario dueño del campo, que trabaja con maquinaria propia, contrata algunas labores y además, arrienda campos de terceros pagando una cantidad fija de producto que, para la campaña 2007/2008, oscilaba en los 16 quintales por hectárea;
el productor-aparcero propietario del campo, que trabaja con maquinaria propia, contrata algunas labores y además, toma en aparcería campos de terceros pagando un porcentaje del producto cosechado que, para la campaña 2007/2008, alcanzó el 40%.
el productor llamado habitualmente “contratista”, quien cuenta con las maquinarias, pero no posee campo por lo que debe tomarlo en arrendamiento o aparcería.

El costo de producción varía no sólo en función de la disponibilidad o no de maquinaria propia por parte del agricultor, sino también según el tipo de productor pues, por ejemplo, el costo de un contratista que cultiva 500 hectáreas no es el mismo que el de un productor con maquinaria propia que sólo dispone de 100 hectáreas. De todos modos, es posible hacer referencia a un costo de producción que podría considerarse estándar para el sur de Santa Fe, con precios de los insumos y de los servicios más comunes requeridos para aplicar la tecnología de mayor uso entre los productores de la zona, con lo cual resulte posible visualizar las diferencias existentes entre las variadas situaciones que enfrentan los productores sojeros.

El análisis se limita a 5 tipos que, en realidad, se reducen a 3 si se tienen en cuenta sus características productivas: a) los que poseen campo y lo trabajan con maquinaria propia y contratan algunas labores; b) los que poseen campo y lo cultivan contratando labores y c) los que trabajan tierra de terceros en arrendamiento o aparcería, dispongan o no de campo propio.
En la tabla 1 se puede observar el costo de implantación y protección correspondientes a la campaña 2007/08, para los tres tipos de productores identificados. Dado que interesa llegar al costo total de producción y también al costo por quintal producido, en el caso del productor que no cosecha con maquinaria propia, a las cifras incluidas en la tabla 1 debe agregarse el costo de la cosecha que, por lo general, es el 9% del rendimiento obtenido. Asimismo, el productor que toma tierra de terceros debe adicionar el costo del arrendamiento o la aparcería.

De lo indicado en el párrafo precedente surge que el costo total de producción ya no es fijo por hectárea, sino que varía con el rendimiento logrado. Por eso, la tabla 2 exhibe el costo total de producción por quintal de los distintos tipos de productores, en función de ocho niveles de rendimiento probables.

Respecto a los costos de comercialización, si bien no varían en función del tipo de agricultor como en el caso de los costos productivos, cambian de productor a productor, pues no sólo dependen del canal de venta utilizado, sino también de la condición en la que se encuentra el grano, la localización del agricultor con respecto al puerto, el momento de venta, etc.

Tabla 1: Soja. Zona sur de Santa Fe. Campaña 2007/08. Costos de implantación y protección, incluido el seguro contra granizo ($/ha.)
Fuente: Elaboración propia sobre la base de los costos de soja de primera, calculados por la Cátedra de Administración Rural. Facultad Ciencias Agrarias UNR (Zavalla, 2008).

Tabla 2: Soja. Zona sur de Santa Fe. Campaña 2007/08. Costo total de producción, según tipo de productor y rendimiento probable ($/qq.)

Fuente: Elaboración propia con datos de la tabla 1.

Por eso, a fin de simplificar el cálculo, se supone que el grano cosechado está limpio, es decir, no necesita zarandeo, tiene una humedad del 14% y el productor, que se encuentra a una distancia de 100 kilómetros del puerto, lo vende a través de un acopiador quien le cobra una comisión del 3%. Puesto que este último costo depende del precio del grano, conviene calcular los gastos de comercialización para diferentes niveles de precios, con el objeto de visualizar el efecto de las retenciones móviles. La magnitud de las retenciones implementadas en el mes de marzo de 2008 se observan en la tabla 3.

Tabla 3: Soja. Magnitud de las nuevas retenciones establecidas, según rango de precios
Fuente: Barrilli y Cía.

El nuevo esquema aplica los principios de marginalidad (las alícuotas se computan por tramos) y progresividad (son cada vez más altas) del impuesto a las ganancias, en el que las tasas “marginales” se calculan sobre precios superiores. Así, por caso, la soja tributará una alícuota “marginal” de 81 por ciento, entre los 501 y 600 dólares que pasará a un confiscatorio 95 por ciento si el precio excede los 600 dólares, pero sólo sobre ese último tramo. La retención “media” (o efectiva) es la que resulta de sumar los valores retenidos en los diferentes tramos y calcular su incidencia sobre el total exportado (Obtenido de http://www.ellitoral.com/, edición del 15/03/2008). Por ejemplo, para un precio de 515u$s/tn. el monto de la retención se calcularía así: (0,235 x 200) + (0,38 x 100) + (0,58 x 100) + (0,72 x 100) + (0,81 x 15) = 227,15 que representa el 44,1% en promedio.

Según puede verse, las retenciones a la exportación se establecen sobre el precio FOB, que significa Free On Board, o sea sobre el precio del grano cargado en el barco y es el que, por lo general, paga el importador, aunque a veces el producto cambia de manos entre exportadores. De todos modos, el precio que constituye la base de la retención es el que paga el importador y recibe el exportador, quien efectivamente ingresa el impuesto al Fisco. Puesto que dicho impuesto reduce sus ingresos, el exportador procura trasladarlo hacia atrás en la medida que las características del libre juego de la oferta y la demanda se lo permiten, disminuyendo el precio FAS (Free Aside Ship, es decir, libre al costado del barco) o precio Cámara, que corresponde al grano puesto en el puerto de salida hacia el exterior. Ese es el precio que el exportador paga al acopiador y éste toma como base para determinar el precio al productor.

De manera que, a fin de apreciar la influencia del aumento de las retenciones sobre el precio al agricultor, se debe tener en cuenta la relación existente entre el precio FOB y el FAS que es tomado como orientador del precio que recibe el productor. Esa diferencia no es constante ni puede calcularse con exactitud pues, según se indica en el párrafo anterior, depende de la situación de la oferta y la demanda. Sin embargo, es posible estimar el FAS teórico sobre la base de los costos requeridos para llevar el grano desde el muelle a la bodega, incluyendo no sólo los gastos involucrados en el movimiento físico, sino también los gastos administrativos y comerciales. Pero, en ese caso, el monto de las retenciones se extrae en su totalidad del precio que recibe el productor, lo cual puede no ser siempre cierto. La tabla 4 incluye los gastos de comercialización para distintos niveles de precios derivados de diferentes precios FOB, siguiendo los criterios especificados en párrafos precedentes.

Tabla 4: Soja. Costos de comercialización, según distintos niveles de precio FOB ($/tn.)
*Cálculo efectuado según procedimiento sugerido por la Bolsa de Comercio de Rosario. Abril 2008. Fuente: Elaboración propia

Además de los costos examinados hasta ahora, el productor sojero debe afrontar también los denominados costos de estructura (impuesto inmobiliario y la tasa comunal, gastos de movilidad, los gastos de energía y comunicaciones, etc.) y además la amortización de las maquinarias propias. Una estimación de la magnitud de tales gastos se presentan en la tabla 5 en la cual puede comprobarse que difieren para el productor que trabaja con maquinaria propia o contratada y el productor sin tierra y, asimismo, puesto que se trata de costos fijos por explotación, la incidencia por hectárea disminuye a medida que aumenta su tamaño.

Tabla 5: Soja. Zona sur de Santa Fe. Campaña 2007/08. Costos de estructura y amortización de maquinarias, según tipo de productor y tamaño de la explotación ($/ha.)


*El productor que trabaja con maquinaria propia, normalmente lo hace con mano de obra familiar para la situación de 120 y 200 hectáreas pero, para 300 suele contratar mano de obra transitoria en el momento de la siembra,
aumentando el costo en 6,67$/hectárea.** No tiene gastos de amortización de maquinarias.Fuente: Elaboración propia.

Puesto que sería muy complejo analizar todas las variables al mismo tiempo, el costo total de producción y comercialización de la soja, por tipo de productor, incluidos los gastos de estructura y amortización, se calculan para un rendimiento de 30 qq./ha y un precio de 87,50$/qq. Los resultados obtenidos aparecen en la tabla 6.

Tabla 6: Soja. Zona sur de Santa Fe. Campaña 2007/08. Costo total de producción y comercialización, incluidos los gastos de estructura y amortización, para un rendimiento de 30 qq./ha. y un precio de 87,50$/qq., según el tipo de productor y tamaño de la explotación ($/qq.)


Fuente: Elaboración propia.

A partir de las cifras contenidas en la tabla 6 se puede comprender por qué pueden ser igualmente válidas afirmaciones aparentemente contradictorias como, por ejemplo que, cultivando soja en 120 hectáreas en el sur de Santa Fe un productor puede lograr un ingreso neto que le permite mantener decorosamente a su familia, mientras otro agricultor, que trabaja igual cantidad de tierra, apenas le alcanza para subsistir.

En efecto, un año con buenas condiciones climáticas que proporcione un rendimiento de 40 qq/ha., con un precio de 87,50$/qq., le brindaría a un productor que posea 120 hectáreas, un ingreso neto de 245.991$/campaña, con el cual podría vivir muy bien una familia tipo. Es cierto, pero no todos los años serán buenos, no en todos los años las lluvias llegarán en el momento oportuno y el rendimiento puede disminuir a 26 o 28 qq/ha. y entonces el ingreso neto se reduciría a 127.686 o 136.550$/campaña, respectivamente. Además, también puede ocurrir una sequía que disminuya mucho más drásticamente los rendimientos o tener lugar una pedrada que destruya todo o buena parte del cultivo y en ese caso, el ingreso neto puede ser escaso o nulo porque el seguro sólo le cubriría el costo de implantación y protección, pero no la ganancia.

La situación es muy distinta para el arrendatario que ha tenido una mala cosecha y se ha comprometido a pagar una cantidad fija de grano. Con un rendimiento de 26qq./ha., si debe entregar 16qq./ha., su ingreso neto sería apenas de 6.036$/campaña y en la mejor de las situaciones con un rendimiento de 40 qq./ha. llegaría a un ingreso neto de 136.038$/campaña, el cual no es demasiado elevado si se considera el capital invertido en maquinarias y equipo de trabajo, así como en capital circulante para llevar a cabo la producción. Por supuesto, los resultados de la actividad del agricultor que trabaja campo de terceros mejorarían en forma sustancial si, en lugar de 120 hectáreas, trabajara 200 o 300.

Como lo manifiesta el Dr en Filosofía y Sociólogo M. Novaro cuando trata de mostrar la inconveniencia de las retenciones móviles a la exportación de granos: la “actividad agropecuaria nada tiene que ver con las actividades extractivas, como la petrolera o minería, esencialmente rentistas, sino que en general los que producen son capitalistas de riesgo, no propietarios o parcialmente propietarios. La pregunta que se hacen es por qué un capitalista agrario tiene que correr con el riesgo de su inversión, los impuestos comunes a todos los capitalistas y además con otros que deprimen el precio, independientemente si se pierda o gane”(Señales, La Capital, Rosario, 6/05/08).

Por último, para concluir, es importante tener en cuenta que todo aumento en el precio del producto provoca un incremento en el precio de los insumos necesarios para obtenerlo, reduciendo el ingreso neto de los productores. En consecuencia, si las retenciones absorben un porcentaje creciente el aumento de los precios, acentuará la contracción el ingreso neto de los productores y por lo tanto crecerá el desestímulo a la producción, justamente lo contrario de lo que el mercado esta señalando con el incremento del precio, que la producción debe aumentarse a fin de satisfacer la creciente demanda internacional del producto.

Publicado en el blog del sitio “Facultad de Ciencias Agrarias” de la “Universidad Nacional de Rosario”

Sitio del Blog
http://www.fcagr.unr.edu.ar/blog/?p=16

Sitio de la facultad:
http://www.fcagr.unr.edu.ar/

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