sábado, 4 de abril de 2009

La Resistencia y el Holocausto de las subjetividades

Subjetividad en estado puro. No oír. No ver. No hablar


Por Rodrigo Karasik

En una actualidad, donde se destaca y promueve un individualismo absoluto donde la sociedad se encuentra arrojada a los medios de comunicación como prácticamente únicos formadores de la subjetividad del hombre; no es de extrañar que una de las principales problemáticas sociales y fundamentalmente de la juventud se encuentre relacionada con esta situación.

La participación de los jóvenes que no hace tantos años se destacó en este país, convirtiéndola en actor fundamental dentro del marco social y político, hoy se encuentra muy debilitada. Esto se lo debemos a casi 30 años de políticas que obsesivamente buscaron alcanzar esta realidad y que hoy son coronadas por el trabajo de individualización y desmovilización que propician los medios de comunicación.

Dichos medios a los que podríamos llamar medios de opinión siendo más específicos, se encuentran concentrados en una pequeña cantidad de propietarios. Dueños cada uno de ellos de una serie de intereses y mercenarios a sueldo de otros intereses mayores aun. Esta situación no solo limita las voces que llegan a una población ávida de informaciones, aunque pobre de ideas (cambio mil informaciones por una idea) sino que también permite la unificación del discurso, formando –o mas bien deformando- a gusto la opinión publica. Este discurso unificado muestra ciertas facetas de la realidad y a su vez oculta varias caras de la misma (todas aquellas que pueden hacer peligrar su monopolio de la información/opinión y los intereses de sus financistas).

¿Cuáles son las posibilidades entonces, de formar una juventud comprometida con la realidad y movilizada por intereses propios, cuando esta, es receptora de un discurso constante y prácticamente omnipresente que le inculca una sola realidad?

Aquí radica una de las principales problemáticas que nos devuelven a nuestra preocupación, la ausencia de la juventud como actor fundamental de la realidad social y política.

Sin embargo, pese a este obstáculo existe una importante cantidad de jóvenes que deciden participar y esto nos lleva a nuestra problemática principal: ¿Qué sucede cuando los espacios que deberían integrar a este sector de la juventud que intenta comprometerse -llámese, partidos políticos, asociaciones civiles, ONGs, asambleas barriales, Organizaciones sociales etc- no generan las condiciones ni el espacio de participación que permita incorporar a estos jóvenes?

Existe una película francesa de la década del ´70 dirigida por Louis Malle llamada Lacombe Lucien. En esta se narra la historia de un chico durante la 2da guerra mundial que busca incorporarse a la resistencia francesa contra la ocupación del nazismo. Sin embargo el comandante de los Maquis le da la negativa por su corta edad.

Así lleno de furia, Lucien sale del campamento de la resistencia y se dirige directo al cuartel de la Gestapo, donde es reclutado y en pocos instantes pasa de ser un potencial héroe de guerra de "La resistance" a ser un monstruo al servicio del nazismo.

¿A qué voy con esto? Supongamos que el desinterés, la falta de participación, los medios de opinión prostituidos al servicio de unos pocos son el nazismo y que la resistencia, es la juventud comprometida, movilizada y con subjetividad e intereses propios. Bueno, día a día a miles de jóvenes, a miles de Lucien interesados en participar de esta resistencia no se les da lugar en los espacios en los cuales supuestamente se debería generar esta integración. Estos miles de jóvenes decepcionados huyen y son bien recibidos por este "Nazismo" que no diferencia por sexo, color, ni edad, siempre y cuando consuman y consientan ante su información fetichizada y vacía de ideas. Siempre y cuando asientan ante este Holocausto de las subjetividades.

Aquí es donde creo que hay que marcar la primera diferencia, este a mi entender es la punta del ovillo, basta con generar los espacios que integren a esta juventud para dar el primer paso hacia una mayor participación, hacia un aumento en las ideas, hacia una liberación de las subjetividades. Cuando todo esto este dado, solo entonces podremos realizar la transformación que nos permita dejar de ser la resistencia para ser la mayoría. Porque cabe recordar que la realidad no es patrimonio de unos pocos iluminados, de una vanguardia, sino que pertenece a las mayorías, pertenece al pueblo. Cada uno librado a su propia subjetividad es dueño de un pequeño fragmento de la verdad, de este modo, con una mayoría de estas subjetividades liberadas se podrá encontrar una verdad mayor que incluya, pertenezca y permita la máxima realización de cada uno.

Sólo entonces, solo alcanzado ese punto se podrán trascender los limites de la ignorancia y el desinterés para avanzar hacia una sociedad fraternal donde el dialogo y la acción determinen las relaciones de la juventud y le permitan salir del vacío individualista de la megalópolis y colocarse como un actor digno y fundamental de la realidad social y política.

Fuente: MEGAFON
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Coordinador editorial: Gustavo A. Dindurra
Prensa: Rodrigo Karasik

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