miércoles, 26 de noviembre de 2008

18 de noviembre de 2007

20 DE NOVIEMBRE, "DÍA DE LA SOBERANÍA NACIONAL"


AutorPor Ing. Fernando M. Fluguerto Martí

Hubieron tres hechos en la historia de nuestra Patria Argentina que son prácticamente desconocidos para la mayoría de los argentinos y que tampoco se enseñan como es debido en las escuelas públicas y privadas.

Ello son:

A - La Batalla de “La Vuelta de Obligado"
B - La batalla de “Punta de Quebracho"
C - El combate del “Cerro de la Caballada.”

Hoy relataremos los dos primeros ya que hacen al DÍA DE LA SOBERANÍA NACIONAL.

A - BATALLA DE “LA VUELTA DE OBLIGADO”


La batalla de la Vuelta de Obligado se produjo el 20 de noviembre de 1845 como parte del enfrentamiento entre el gobierno de la Confederación Argentina, liderado por Juan Manuel de Rosas y la escuadra anglo-francesa.

Gobernaba Juan Manuel de Rosas, San Martín lo apoyaba desde su exilio y en todo el país se oyó el deseo de seguir siendo una nación libre y no una colonia extranjera, aun a costa del enorme sacrificio que ello significaría.

El 20 de noviembre de 1845, noventa buques mercantes remontaban las aguas del Río Paraná custodiados por una poderosa flota de barcos de guerra ingleses y franceses, con casi cien cañones a bordo.

La presencia extranjera pretendía obtener garantías que les permitieran el libre comercio en el Litoral y el Paraguay y el libre tránsito por el estuario del Plata y los ríos interiores, pertenecientes a la cuenca del mismo, sin solicitar la autorización del gobierno argentino y convertir a Montevideo en una factoría comercial para ambas potencias.

Con patriotismo, inteligencia y astucia, Rosas preparó la defensa cerrando el Paraná con baterías escalonadas a lo largo de sus costas para librar batalla contra sus agresores. La principal defensa se encontraba en la Vuelta de Obligado al norte de la ciudad de San Pedro.

Así, en un recodo del Río Paraná, cercano a la actual ciudad de San Pedro, en la provincia de Buenos Aires, se dispusieron 2.200 hombres, soldados regulares y gauchos, y 35 piezas de artillería dirigidos por el general Lucio N. Mansilla.

El general Lucio Mansilla hizo tender, de costa a costa, sobre 24 lanchones, tres gruesas cadenas salpicadas con vivaces banderas celestes y blancas. En la ribera derecha del río montó 4 baterías artilladas con 30cañones, muchos de bronce, con calibres de 8, 10 y 12, siendo el mayor de20, los que eran servidos por una dotación de 160 artilleros.

Cerca se extendían las tres cadenas cubiertas por banderas argentinas. Cuando los invasores estuvieron a tiro Mansilla ordenó el primer disparo de artillería.

Los buques de guerra ingleses y franceses, modernos, blindados y con torretas de artillería naval giratorias y cañones con el alma estriada eran dañados seriamente por viejos cañones de bronce de ánima lisa, que hacían estragos, manejados con maestría por los artilleros criollos, que iban agotando su munición.

La escuadra de guerra anglo-francesa estaba formada por 11 buques de combate.
La principal fortificación argentina se encontraba en la Vuelta de Obligado, donde el río tiene 700 metros de ancho y un recodo pronunciado dificultaba la navegación a vela.

Además, en las trincheras había 2000 hombres al mando del coronel Ramón Rodríguez (entre ellos, los infantes del Regimiento 1 Patricios) y un único buque de guerra- el “Republicano” de 6 cañones, que tenía como misión cuidar las cadenas que cruzaban el río.

El combate se inició al amanecer con múltiples bajas por parte argentina: 250 muertos y 400 heridos, 21 cañones de la batería cayeron en poder del enemigo que los inutilizó. Asimismo, incendiaron los lanchones que sostenían las cadenas y se perdió el buque Republicano, que fue volado por su propio comandante ante la imposibilidad de defenderlo.

Los agresores, por su parte, tuvieron 26 muertos y 86 heridos y sufrieron grandes averías en sus naves que obligaron a la escuadra a quedarse 40 días en Obligado para reparaciones de urgencia.
Las fuerzas de nuestro país, bajo el mando del General Lucio Mansilla, estaban conformadas por cuatro baterías colocadas sobre la barranca, la Restaurador Rozas, la General Brown, la General Mansilla y la Manuelita, a cargo del Teniente Coronel de Artillería Juan Bautista Thorne. En ellas había un total de 21 cañones, el mayor de los cuales era de 24 libras.

Además se había dispuesto atravesando el río, que tiene en su brazo principal unos 800 metros de ancho en ese tramo, una barrera compuesta por 24 buques desmantelados unidos por tres gruesas cadenas.

Detrás de esta barrera flotante, sobre la margen izquierda, recostada sobre la isla, estaba el bergantín Republicano, único barco activo de la defensa argentina, estaba anclado y con las velas arriadas: su misión era la de servir de batería flotante con los seis cañones de que estaba dotado.
El dispositivo defensivo tenía también otras disposiciones menores sobre las cuales no nos extendemos, amen de las tropas de infantería y de caballería que estaban apostadas en las cercanías de la barranca.

Las fuerzas anglo-francesas por su parte estaban compuestas por los siguientes navíos; corbetas Expeditive y Comus, bergantines Philomel, Dolphin, Fanny, San Martín, Pandour, Procide, y los vapores Fulton, Firebrand y Gorgon.

Cerca de un centenar de cañones, de calibres mucho mayores que los de la defensa, varios de ellos de la mas moderna tecnología disparaban balas con espoleta. Por otra parte ya habían sido usados con éxito en aventuras coloniales en México.
La diferencia en cuanto a la artillería era mayúscula a favor de los aliados, pero la cosa no habría de ser fácil para ellos pues el dispositivo defensivo estaba muy bien planeado: el recodo del río hace difícil la navegación a vela, máxime bajo fuego, la altura de las barrancas era además una gran ventaja para la artillería de Mansilla.

Pasado el mediodía se sucedieron los hechos decisivos, primero se produjo la voladura del único barco argentino; el parte inglés dice que a causa de una granada, el parte argentino dice que por obra del propio capitán del Republicano que tomo la decisión al quedarse sin municiones.
El combate prosiguió varias horas, hasta que se produjo el desembarco cerca de las seis de la tarde y la toma de las baterías.

Una lancha inglesa lograba con gran esfuerzo cortar las cadenas en un punto cercano a las islas; entonces los tres vapores, que habían permanecido a retaguardia durante casi toda la mañana, pasaron río arriba y comenzaron a bombardear las baterías, las cuales quedaron entonces tomadas con fuego cruzado.

Las naves aliadas lograron pasar Obligado, llegaron hasta Corrientes, pero fueron hostigadas siempre en su paso frente a las barrancas santafesinas. Sin embargo, aunque pudo franquear el paso hacia el Paraná, el enemigo no pudo ocupar las costas (de vital necesidad estratégica), por lo cual su victoria no fue completa.

Las bajas de los argentinos resultaron muchas por el heroísmo en la defensa de la posición y por la desproporción en el armamento, pero el hecho, demostraría a los interventores que no podrían vencer, pues la guerra de resistencia sería franca e implacable.
Quedaron en el campo de batalla alrededor de tres centenas de muertos argentinos. Las bajas de los invasores fueron cercanas al centenar.

Las noticias de las pérdidas comerciales sufridas por el convoy y los relatos de la hidalguía y bravura de los argentinos llegaron a Londres.

Ante esta situación, los gobiernos extranjeros ordenaron el retiro inmediato e incondicional de sus escuadras en el Plata desagraviando al pabellón argentino con 21 cañonazos.

Las repercusiones de la batalla tuvieron gran difusión en toda América. Chile y Brasil cambiaron sus sentimientos - que hasta entonces habían sido hostiles a Rosas - y se volcaron a la causa de la Confederación. Hasta algunos unitarios - enemigos tradicionales de Rosas- se conmovieron y el general Martiniano Chilavert se ofreció a formar parte del ejército de la Confederación para defenderla de los enemigos europeos.

Unos meses después, y este es un hecho menos conocido, el 4 de junio de1846, Mansilla se cobró revancha en El Quebracho, muy cerca del convento de San Lorenzo, sobre el Paraná, el lugar del famoso bautismo de fuego del Regimiento de Granaderos a caballo del general San Martín.

B - BATALLA DE “PUNTA DEL QUEBRACHO”

Corría el año 1846, hacía algo más de seis meses que la escuadra anglo francesa había pasado por la Vuelta de Obligado.

La expedición, cuya rentabilidad se daba por segura, había fracasado. Corrientes, empobrecida por tantos años de guerra, no había resultado un buen mercado.

Tampoco Paraguay, ya que su líder, Carlos Antonio López, no se dejaba engañar con promesas de libre comercio y exigía, antes de cualquier acuerdo comercial, el reconocimiento de la independencia paraguaya por parte de los interventores.

Nada se consiguió entonces, gran parte de los buques mercantes que remontaron el Paraná, protegidos por varios de guerra, volvían tan llenos como habían salido de Montevideo hacía ya varios meses. A la realidad del total fracaso comercial se unía la oscura perspectiva del regreso.

La ida había sido dura, asechada la flota en todo lugar oportuno (Acevedo, San Lorenzo, Tonelero, etc.) por la artillería volante, primero al mando de Thorne, luego, una vez restablecido de las heridas de Obligado, Mansilla ocupó su lugar de jefe de la defensa del río. Por lo tanto, la vuelta del convoy no se presentaba como una travesía agradable.

El día 4 de junio de 1846, alrededor de medio año después de la Vuelta de Obligado, en la angostura o punta del Quebracho, esperaba Mansilla a laflota intrusa.

Contaba con 17 cañones, defendidos por 600 infantes, 150 carabineros, además de algunos hombres de Patricios.

En el centro, se instalaron dos baterías y algunas fuerzas de infantería, al mando se hallaba Thorne.

Mientras, en el otro extremo se ubico el batallón Santa Coloma. Cuando los buques de guerra estuvieron a tiro, Mansilla dio la orden de fuego.

Los cañones patrios se mostraron inaccesibles para la artillería enemiga dada la altura a la que estaban emplazados.

El caos se apoderó de las embarcaciones, en su tentativa de huir algunas vararon y sufrieron duramente el fuego criollo.

El capitán inglés Hotham confesará al informar sobre las bajas del Quebracho: Los buques han sufrido mucho. Escapar con la mayor velocidad posible se convirtió en el único objetivo de las escuadras combinadas de las dos mayores potencias de la época.

Una gran pluma dirá: “El encuentro del Quebracho, aparte de su enorme importancia militar y política, fue el sello definitivo del desastre económico-comercial de una empresa de injusta prepotencia, llevada a cabo por quienes, seguros de su enorme superioridad material, y atropellando sin consideraciones humanas ni jurídicas, todos los derechos de la Confederación Argentina, se proponían un cuantioso dividendo”.

Visto desde hoy hechos como los del Quebracho nos llenan de orgullo, refuerzan nuestro honor de ser argentinos. En el Quebracho, como en Obligado, como en Malvinas, es donde los argentinos demostraron que el acta firmada en Tucumán en 1816 fue verdaderamente el acta de la Independencia, acciones como estas son simplemente independencia en acción. Eso es ciertamente la lucha por la soberanía nacional.

El conflicto causa grandes pérdidas comerciales a las dos potencias europeas, que deciden iniciar negociaciones de paz en forma separada. Inglaterra firma un tratado el 24 de Noviembre de 1849 y Francia el 31 de Agosto del año siguiente.

Los historiadores oficiales -reacios a la controvertida figura de Rosas - continúan minimizando y ocultando, hasta el día de hoy, el combate de la Vuelta de Obligado y la victoria argentina de Punta de Quebracho.

El fracaso de esta expedición militar-comercial fue tal, que los anglo-franceses se avendrían a aceptar las condiciones de Rosas hasta en su última coma, desagraviando el pabellón nacional con 21 cañonazos, y como comentara San Martín desde Francia: “... los interventores habrán visto.., que los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que abrir la boca”.
En honor a la defensa le donó a Rosas el sable libertador.

Gentileza de: “Soberanía Nacional”- “Fundación Delphos” - "Hijo`e tigre"

JUAN BAUTISTA THORNE Y LAS BANDERAS DE OBLIGADO
Pintura La Vuelta de Obligado - Rodolfo Campodonico

En nuestro Museo de Historia Nacional hay una bandera que tomada por los ingleses en la Batalla de la Vuelta de Obligado, fue devuelta a la Nación. Pero la historia de esta devolución es tan emotiva como desconocida y esta nota lo que pretende es narrarla no con el fervor que cualquier argentino desearía, sino con un documento que 40 años más tarde, escribiera uno de los Comandantes de la Fuerza Invasora el Almirante Sullivan, el que el 26 de octubre de 1883, - ya anciano - se presentó al Consulado Argentino en Londres para devolver una Gran Bandera Argentina.

El documento expresaba:

“...En la batalla de Obligado en el Paraná el 20 de octubre de 1845 un oficial que mandaba la batería principal (era la Manuelita) causó la admiración de los oficiales ingleses que estábamos más cerca de él, por la manera con que animaba a sus hombres y los mantenía al pie de los cañones durante un fuerte fuego cruzado bajo el cual esa batería estaba expuesta. Por más de 6 horas expuso su cuerpo entero...”.

Por prisioneros heridos supimos después que era el coronel Ramón Rodríguez del Regimiento de Patricios de Buenos Aires. Cuando los artilleros fueron muertos, hizo maniobrar los cañones con los soldados de infantería y él mismo ponía la puntería. Cuando el combate estuvo terminado habían perdido 500 hombres entre muertos y heridos de los 800 que él comandaba. Cuando nuestras fuerzas desembarcaron a la tarde y tomaron la batería, con los restos de su fuerza se puso a retaguardia, bajo el fuego cruzado de todos los buques que estaban detrás de la batería, defendiéndola con armas blancas. La bandera de la batería fue arriada por uno de los hombres de mi mando y me fue dada por el oficial inglés de mayor rango. Al ser arriada cayó sobre algunos cuerpos de los caídos y fue manchada con su sangre.

Almirante Sullivan
"...Quiero restituir al Coronel Ramón Rodríguez si vive, o sino al Regimiento de Patricios de Buenos Aires si aún existe, la bandera bajo la cual y en noble defensa de su Patria cayeran tantos de los que en aquella época lo componían. Si el Coronel Rodríguez ha muerto y si el Regimiento de Patricios no existe, yo pediría que cualquiera de los miembros sobrevivientes de su familia que la acepten en recuerdo suyo y de las muy bravas conductas de él, de sus oficiales y de sus soldados en Obligado. Los que luchamos contra él y habíamos presenciado su abnegación y bravura tuvimos grande y sincero placer al saber que habían salido ileso hasta el fin de la acción...”.
La bandera fue remitida a Buenos Aires, y con posterioridad, ante la duda de que el nombre del Coronel Rodríguez como defensor de esa bandera, haya sido puesto por error de Sullivan, el hijo de Juan Bautista Thorne hace la consulta al Sr. Victor J. Elizalde, protagonista de la batalla de Obligado, quien le contesta el 21 de abril de 1891 en estos términos:
Victor J. Elizalde
“...En contestación a su muy apreciable del 20 del presente en la que me pide que como combatiente y testigo ocular en el memorable combate de Obligado le certifique a la vez que le adelante algunos antecedentes sobre la conducta que observó su finado padre el coronel Thorne durante la acción, como también fue el coronel Ramón Rodríguez, jefe de algunas baterías que se formaron para resistir al poderoso enemigo que nos asaltó, le diré a usted:

"...Que el coronel Thorne fue ocupado por el general Mansilla en la construcción y dirección de las fortificaciones, como también se le dio mando de la batería “Manuelita”, de donde se retiró después que las demás baterías habían quemado su último cartucho...

...Diré a usted además: la brava y serena conducta de su padre mereció del general en jefe y de todos sus compañeros, la aprobación y el aplauso, por el hecho de que el no abandonó el merlón de su batería, y si lo hacía, era cuando veía que sus artilleros no daban en completo y certero blanco...

...Cónstame también que le intimó por dos veces la orden de que suspendiera el fuego y se retirara de la batería, pero él contestó: “que sus cañones le imponían hacer fuego hasta vencer o morir”, mereciendo por este desacato el que fuera arrestado en el convento de San Lorenzo adonde fue transportado herido y sordo. Allí mismo el general Mansilla fue a visitarlo y felicitarlo por su conducta, dejando al retirase la orden de que quedaba levantado su arresto...

...En lo que se refiere al coronel Ramón Rodríguez, le diré que este jefe no tuvo otro rol que el de permanecer a la entrada del monte, de donde salió cuando ya no había defensores en las baterías y el enemigo desembarcó dándole la más franca y soberbia carga a al bayoneta, al frente de su batallón Milicianos de Buenos Aires. Deseando que le satisfaga esta exposición verídica, lo saluda muy atentamente...”.
Con el mismo objeto, el hijo de Thorne consultó al historiador Adolfo Saldías, que el 21 de abril de 1891 le contesta en los siguientes términos:

“...Estimado amigo: En respuesta a su estimada carta del 20 del presente mes en la que Ud. se sirve pedirme mi opinión si fue el coronel Ramón Rodríguez o el coronel Juan B. Thorne quien mandaba una de las baterías en el combate de Obligado contra las escuadras aliadas de la Gran Bretaña y de la Francia y quien fue el último que se retiró de ese glorioso campo de batalla, le diré que fue el coronel Thorne.

...El coronel Rodríguez, benemérito Oficial del Ejército Auxiliar del Perú y del Republicano contra el Imperio del Brasil, no mandó batería alguna en Obligado. Según se ve documentado en mi “Historia de Rozas y de la Confederación Argentina”, eran cuatro esas baterías, respectivamente mandada por el mayor Alzogaray, por el teniente Brown, por el teniente Palacios y la del extremo izquierdo por el coronel J. Thorne. El coronel Rodríguez tenía mando del batallón de Patricios de Buenos Aires y estaba de flanco en el extremo derecho, no habiendo en esa línea a sus órdenes más que cuatro cañones al mando del teniente José Serezo...

...El combate se inició naturalmente contra las baterías de la derecha; rota la cadena que sujetaba los barcos que formaban línea de atajo al pasaje del río, el fuego de los franceses e ingleses se concentró en la izquierda. A las cuatro de la tarde las baterías habían quemado casi todos los cartuchos y cuando la mortandad y el estrago enseñaban la derrota a los argentinos. Pero la batería de Thorne se sostuvo todavía más de una hora. Diósele la orden de retirarse y contestó que le quedaban municiones. Retirósele la orden, y entonces, puesto de pié sobre el merlón de la batería y al ir a arengar a los escasos soldados, fue derrumbado en tierra...

...El “Philomel” que mandaba el capitán Sullivan y que venía de vanguardia, operó su desembarco en la costa y fue entonces cuando se tomó la bandera de la batería argentina. La bandera argentina del batallón de Patricios de Buenos Aires fue tomada por los marineros franceses y existe en el hospital de inválidos de Paris...

...No es dudoso, por lo demás, que un jefe de la relevantes cualidades del coronel Rodríguez habría sido capaz de al acción que le supone el almirante Sullivan, pero precisamente por su antigüedad y por sus condiciones, y en los primeros momentos que se siguieron a la acefalía del mando en jefe, producida la herida que postró al general Mansilla, fue el coronel Rodríguez quien lo asumió, llevando personalmente una carga a la bayoneta sobre los ingleses y franceses que desembarcaron cuando apagaron los fuegos de las tres baterías de la derecha y del centro. Los aliados no desembarcaron por frente a la batería de la izquierda que mandaba Thorne sino a la caída de la tarde, cuando ya no podía tronar allí el cañón argentina...

...Esta misma comunicación del almirante Sullivan al cónsul argentino en Londres, se publicó en la Tribuna Nacional del 22 de diciembre d 1883, y no hay mas que fijarse en los detalles que da tan caballeresco oficial, y que está perfectamente corroborados por documentos y aún por testigos que sobrevivieron, para comprobar que se refieren no al coronel Rodríguez, sino al coronel Thorne...

...El cónsul argentina, señor Guerrico, pariente, según tengo entendido, del coronel Rodríguez, quizá por falta de datos no pudo rectificar la verdad de los hechos, a bien que, repito, al coronel Rodríguez no le fue necesario arrebatar gloria a sus compañeros para recoger la que recogió conteniendo a los vencedores con una soberbia carga a la bayoneta, a la cabeza de sus milicianos de Buenos Aires. Soy su atento S.S...” Adolfo Saldías.

Vemos como a estos dos hombres les sobraba heroísmo para llenarse de gloria junto a todos los defensores de la Soberanía Nacional en Vuelta de Obligado.

FUENTES:
* Oscar J. Planell Zanone / Oscar A. Turone – Patricios de Vuelta de Obligado.
* Saldias, Adolfo. Historia de la Confederación Argetnina.
* El Restaurador. Periódico cultural. Sam Matín. 3 de sept. 2007
* La Gazeta

CORONEL JUAN BAUTISTA THORNE

Nació en Nueva York, el 3 de marzo de 1807, su padre Enrique Thorne, ingeniero naval luchó por la independencia de Estados Unidos.

Juan Bautista Thorne conoció Buenos Aires en un viaje de instrucción y siendo cadete de una Escuela de Marinería. Como marino viajó mucho antes de establecerse definitivamente en un país, conoció las principales capitales europeas y hasta residió un tiempo en Brasil.

En 1825 se radicó definitivamente en Argentina, dos años después se incorporó en la Armada de nuestro país en calidad de Aspirante de 1ª. Sobre esta actitud de defender la soberanía argentina, solía afirmar… “...soy argentino por simpatía, y por haber adquirido con mi sangre tan glorioso título…”

Entre sus muchos cargos, destinos, combates, heridas y cautiverio que cosechó y sufrió en la agitada epopeya de su vida. Sobre estos avatares solía expresar: “…Llevo en mi cuerpo las severas impresiones del plomo del Brasil, del plomo de la Francia, del plomo de la Gran Bretaña, y estos signos me hermosean a mi vista y estos signos me enorgullecen al contemplarlos…” intentaré reflejar algunos de los más destacados episodios.

Integró la tripulación de la corbeta de Guerra “Chacabuco”; defendió la región de Patagones combatiendo contra los invasores brasileños. En el transcurso de la guerra contra los imperiales cariocas fue herido y hecho prisionero por un lapso de un año en las hacinadas condiciones que le propinaba estar embarcado en un pontón en tan prolongado lapso. Recuperando su libertad a la finalización de la guerra, posteriormente ya libre se dedicó en 1829 al comercio naval.

En 1831 se reincorporó al servicio naval, al comienzo con el grado de Teniente y poco después era designado 2º Comandante del Bergantín-Goleta “General Balcarce”. Combatió a los unitarios en la Banda Oriental (Uruguay) y a las huestes de Lavalle en Entre Ríos.

De regreso en Buenos Aires fue recibido con honores y designado 2º Comandante del famoso Bergantín “Republicano”. En 1833 y como segundo al mando de la Goleta “Margarita” hizo la campaña al desierto a las órdenes del Jefe del ala izquierda de la expedición, Don Juan Manuel de Rosas. Thorne fue el primero que se internó, con su nave, en el extenso brazo del Río Colorado.

LA GUERRA DEL PARANÁ

Luego de la Campaña al Desierto fue condecorado y ascendido a Comandante de la Goleta “Sofía”. Entre los años 1834 y 1835 comandó varias naves como la “Gral. San Martín”: “Patriota”; “Sarandí” y “Republicano”. En 1837 fue enviado a custodiar la isla “Martín García” al mando de la goleta “Manuelita”.

En 1838 al ser atacada la isla por los franceses, Thorne comandó la artillería y la infantería en guerrillas. Junto a su jefe, el coronel Jerónimo Costa, derrocharon coraje y energía para defender la plaza sosteniendo una lucha desigual por desproporción en hombres y elementos que soportaron. La lid concluyó con la rendición de la Isla y la captura de ambos jefes que a su pedido fueron remitidos a Buenos Aires. El Comandante de la Armada francesa, Almte. Hipólito Daguenet tuvo la hidalguía de destacar por escrito, en comunicación a Rosas, el comportamiento de estos valientes.

Poco tiempo después Thorne se tomaría el desquite contra los franceses en las márgenes del río Paraná.

A las órdenes de Pascual Echagüe participó de la victoria en la batalla de Pago Largo, donde cayó muerto el jefe enemigo Genaro Berón de Astrada. En diciembre del mismo año y también con Echagüe al mando, comandó la artillería Federal en la batalla de “Cagancha”, siendo ascendido a Teniente Coronel en el mismo escenario de la lucha. En similares circunstancias combatió contra Lavalle en las batallas de “Don Cristóbal” donde los federales obtuvieron un rotundo triunfo en el otoño de 1840. Vuelve a chocar con la llamada “Legión Libertadora” en “Sauce Grande”, donde es herido de un lanzazo. Casi en convalecencia se enfrenta con contingentes franceses en Río Seco (Santa Fe).

El 1º de noviembre de 1840 es ascendido al grado de coronel, ya en 1841 sufre la derrota de Echagüe a manos de las fuerzas que comandaba José María Paz en la gravosa contienda de “Caaguazú”, donde nuevamente fue herido.

En 1842 retorna al servicio naval, esta vez a las órdenes del ilustre Almirante Guillermo Brown, para apoyar el bloqueo a Montevideo. Participa en la gloriosa jornada de la batalla de “Costa Brava”, en donde las fuerzas argentinas consiguen una trascendente victoria ante Giuseppe Garibaldi, conocido como “El chacal de los tigres anglofranceses” o simplemente “chacal pirata” a pesar de contar éste con el apoyo de galos y sajones.
COMBATE DE LA VUELTA DE OBLIGADO

En el marco de la llamada “Guerra del Paraná” descollará en la acción bélica más importante de esa contienda y me estoy refiriendo al “Combate de la Vuelta de Obligado” efectuado el 20 de noviembre de 1845, fecha que es designada como día de la “Soberanía Nacional”.

En la misma actúa como jefe de la batería “Manuelita” – una de las cuatro emplazadas por Mansilla – que es la más expuesta por su posición, agreguemos que en todo momento se arriesgaba de manera temeraria, paseándose por toda la batería arengando a sus tropas y dirigiendo los disparos. Combatió heroicamente contra las fuerzas anglofrancesas que finalmente forzaron el paso.
Thorne al permanecer, como era su costumbre, en la primera línea de batalla, sufrió gravísimas heridas. Las esquirlas de una granada le fracturó un brazo y parte del cráneo, derribado por el impacto del proyectil se incorporó prestamente afirmando “…no ha sido nada…” sin embargo había quedado sordo para siempre y con secuelas en su brazo. Desde entonces recibió el apodo de “El sordo de Obligado”.

Repuesto de sus heridas fue nombrado Comandante en Jefe de la costa del Río Paraná. Defendió esas costas en 1846, contra la misma flota anglofrancesa que regresaba de Paraguay, participando de las batallas y escaramuzas designadas como “San Lorenzo”; “El Quebracho”; “Acevedo”; “El Tonelero” y otras. En uno de estos encuentros recibió una profunda herida en el hombro izquierdo que con frecuencia le paralizaba el brazo.

A la caída de Rosas le fue dada la baja absoluta de las fuerzas militares. En mayo de 1852 solicitó y obtuvo su incorporación al “Cuerpo de Inválidos de Buenos Aires”.

Pasó a comandar la artillería confederada a las órdenes del coronel Hilario Lagos que puso sitio a Buenos Aires. Los porteños no se lo perdonarían y sin condenas le aplicarían un ostracismo encubierto y lo sumirían en la miseria desconociendo los servicios prestados al país.

El Coronel Juan Bautista Thorne fallece pobre y olvidado en Buenos Aires el 1º de agosto de 1885, en su casa de calle Tucumán 1482, en Buenos Aires, siendo las 7 de la mañana del mencionado día. Dejando viuda a Doña María Abad que lo sobrevivió hasta 1929, casi nonagenaria.

Autor: PROF. LIC. CARLOS PACHÁ
ANTONIO RIVERO O “EL GAUCHO RIVERO”
(A 163º AÑOS DE SU HEROICA MUERTE)
Antonio Rivero (El Gaucho Rivero)

“El ser gaucho es un delito” cantaba Martín Fierro en su inmortal poema:

“siempre pobre y perseguido
…como si juera maldito
porque el ser gaucho, carajo!
El ser gaucho es un delito”.
De esa forma José Hernández nuestro máximo poeta, expresó el drama de los gauchos que quisieron ser libres “como el pájaro del cielo” y se debieron enfrentar con quienes los consideraron bandoleros.

“Le llaman gaucho mamao
si lo pillan divertido
si uno aguanta, es gaucho bruto
Si no aguanta es gaucho malo
¡Déle azote, déle palo!
porque es lo que él necesita
de todo el que nació gaucho
esta es la suerte maldita”.
A esa estirpe de gauchos perteneció Antonio Rivero, nacido junto a la Patria en los pagos de Montiel (Entre Ríos), patriota como el que más y federal (por más datos). Fue un héroe nacional que pocos reconocieron, pero otro entrerriano cabal, el poeta gauchesco “Popo” Próspero Chávez (1929-1979) supo cantarle:
“¡Ah! gaucho Antonio Rivero
que a bolas te abriste cancha
y en eso de hacer pata ancha
no mesquinastes el cuero”.

Arisqueándole tal vez a la triste suerte de los gauchos, Antonio Rivero se hizo a la mar guiado por la Cruz del Sur y terminó conchabándose de esquilador de ovinos en nuestras Islas Malvinas en tiempos que las administraban los gobernadores designados en Buenos Aires por Manuel Rodríguez y Juan Manuel de Rosas: Luis Vernet y Esteban Mestivier.

“¡Ah! gaucho Antonio Rivero
que en esos pagos tan fríos
se te agrandó el Entre Ríos
y el coraje montielero”.
Pero un aciago 2 de enero de 1833 llegó a esas latitudes el comandante Onslow, de la fuertemente armada corbeta inglesa “Clio” y realizó el ultimátum de arriar la bandera argentina, procediendo a izar la británica, designándose gobernador: tenía ordenes de S. M. Británica de ocupar las Islas Malvinas y someterlas al poder inglés.

Una vez concluida su tarea Onslow dejó como gobernador al despensero Dickson y el 14 de enero de 1833 zarpó hacia nuevos destinos de su misión pirata. Fue entonces cuando Antonio Rivero comenzó su labor de convencer a otro puñado de gauchos esquiladores para restablecer el pabellón argentino. El 26 de agosto de ese mismo año el grupo de gauchos comandados por Rivero tomó por asalto casas de Puerto Soledad y algunas embarcaciones inglesas. A lo gaucho ejecutaron a todos los que cumplían órdenes británicas.

“¡Pucha! q’ les quedó fiero
que un gaucho con siete más
con alas de libertad
de esas que empluma mi tierra
le declarara la guerra
por su cuenta y nada más”.

Antonio Rivero y sus gauchos estuvieron al gobierno de las Malvinas, arriando el pabellón inglés e izando la bandera argentina, hasta el 7 de enero de 1834 en que fueron reducidos por efectivos armados de la fragata inglesa “Challenger” comandada por el Capitán Seymour. Rivero y los suyos fueron presos y embarcados para someterlos a juicio.

“Y no me extraña esa hombrada
cumpliendo sus pareceres
que al fin en esos deberes
de su indómita gauchada
en tan desigual patriada
con su apotrada hidalguía
ta’ toda la tierra mía
quisquíllosa y corajuda
porque parió bien sin dudar
la yegua e’ la entrerrianía”.

La crónica y periodismo inglés los consideró “bandoleros”, “asesinos”, “delincuentes”. Primero se les hizo un proceso en el buque “Spartiate”, de la estación naval británica en América del Sur. Fue tan inicuo “el juicio” que el almirante inglés no se atrevió a convalidarlo y prefirió desprenderse del asunto desembarcando a Rivero y los suyos en Montevideo.

“Ahijuna … acostumbrao
a quedarse con lo ajeno
y Rivero que era güeno
pa’ tirarle a los venao
tres barcos le había boleao
en insólito abordaje
y en aquel frío paraje
de la querida Argentina
no había libras de esterlina
para comprar su coraje”.

La cosa es que poco después Antonio Rivero fue dado de alta en el Regimiento de los Patricios deBuenos Aires por el gobernador Juan Manuel de Rosas y allí prestó nuevos servicios hasta que, como lo comprobara el historiador José María Rosa, murió en su ley de gaucho patriota, al pie de una batería argentina peleando contra los ingleses el 20 de noviembre de 1845 en la Vuelta de Obligado.

Algunos “historiadores” (sic), a pesar de la heroica y esforzado vida de Antonio Rivero, prefirieron mezquinarle honores diciendo que fue un gaucho pendenciero porque se basaron en las crónicas británicas sobre la sublevación de Malvinas.
Hasta la Academia Nacional de Historia en un dictamen dado en Buenos Aires 19 de abril de 1966 con la firma de los académicos Ricardo R. Caillet-Bois y Humberto F. Burzio sostuvo que “los antecedentes documentales hasta ahora conocidos, no son nada favorables para otorgar a Rivero títulos que justifiquen un homenaje”.

Como cantó Martín Fierro:
“el ser gaucho, carajo !
el ser gaucho es un delito”.

Hoy, Día de la Soberanía, se cumplen 163 años de su muerte en combate, falleciendo en acto de servicio. Este gaucho argentino, que defendió la bandera argentina en Malvinas y muere en el heroico combate de la Vuelta de Obligado.

Queremos homenajear su memoria repitiendo los versos de Próspero Chávez:
“El filo e’ tu caronero
es una luz que ilumina:
debe ser llama argentina
pal’ q’ se sienta servíl
y alumbre con su candil
el derecho a las Malvinas.
El Entrerriano “Gaucho RIVERO”, 1er VGM (veterano de la Guerra en Malvinas) y muerto en Combate, contra las tropas invasoras de Francia y Gran Bretaña, en la heroica derrota argentina en la VUELTA de OBLIGADO

163º aniversario
20 NOV 1845 - Día de la SOBERANÍA NACIONAL
20 NOV 2008


Gentileza: Alberto Silva -Jackeline Luisi
ANEXO 1
Plano del Combate de Obligado

Fragmento de la arenga del General Mansilla en La Batalla de la Vuelta de Obligado, el 20 de Noviembre de 1845.
“ (…)¡Vedlos, Camaradas, allí los tenéis!... Considerad el tamaño del insulto que vienen haciendo a la Soberanía de nuestra República, sin más título que la fuerza con que se creen poderosos. ¡Pero se engañan esos miserables aquí no lo serán! ¿No es verdad Camaradas? ¡Vamos a probarlo! ¡Suena ya el cañón! … Tremóle en el Río Paraná y en sus costas el Pabellón Azul y Blanco, y muramos todos antes que verlo bajar de donde flamea. (…)”

ANEXO 2

LA LUCHA POR LA SOBERANÍA EN EL CANTAR POPULAR

Alfredo Zitarrosa

· POR EL REPECHO

Ahijuna por el repecho vienen
llegando ya los ingleses.
Dan gritos en un idioma que nadie entiende,
que nadie entiende.

Arriba con esos fierros
naide se dueble.
Meneándole el sable
siempre
que a ellos les duele,
que a ellos les duele.

No entiendo porque en formarse
todos en línea
ahora se entretienen;
Gritan como descosidos.
Quién los entiende
quién los entiende.

Toditos duros parejos
mirando al frente,
mirando al frente.
Que los parió a los gringos que se nos vienen,
que se nos vienen.

Que los tiró a los gringos...
hijuna gran siete.

ALFREDO ZITARROSA

Fuente: http://www.lagazeta.com.ar/

· VUELTA DE OBLIGADO
Noventa buques mercantes,
veinte de guerra,
vienen topando arriba
las aguas nuestras.

Veinte de guerra vienen
con sus banderas
La pucha con los ingleses,
quién los pudiera.

Qué los parió los gringos
una gran siete;
navegar tantos mares,
venirse al cuete,
qué digo, venirse al cuete.

A ver, che Pascual Echagüe,
gobernadores,
que no pasen los franceses
Paraná al norte.

Noventa buques mercantes,
veinte de guerra,
vienen topando arriba
las aguas nuestras.

Veinte de guerra vienen
con sus banderas.
La pucha con los ingleses,
quién los pudiera.

Qué los parió los gringos
una gran siete;
navegar tantos mares,
venirse al cuete;
qué digo venirse al cuete.

A ver, che Pascual Echagüe,
gobernadores,
que no pasen los franceses
Paraná al norte.

Angostura del Quebracho,
de aquí no pasan.
Pascual Echagüe los mide,
Mansilla los mata.

ALFREDO ZITARROSA

Fuentes:
Montero, Héctor - 20 de Noviembre.
Saldías, Adolfo – Investigación Histórica
Oscar J. Planell Zanone – Oscar A. Turone - Efemérides Históricas
· ODA PATRIÓTICA FEDERAL, RECITADA EN EL TEATRO DE LA VICTORIA LA NOCHE DEL 5 DE NOVIEMBRE DE 1845

Vicente López y Planes


“Se interpone ambicioso el extranjero,
su ley pretende al argentino dar,
y abusa de sus naves superiores
para hollar nuestra patria y su bandera,
y fuerzas sobre fuerzas aglomera
que avisan la intención de conquistar.
Morir antes, heroicos argentinos,
que de la libertad caiga este templo:
¡Daremos a la América alto ejemplo
que enseñe a defender la libertad!
[...]

VICENTE LÓPEZ Y PLANES

Fuente de la imagen:

AUTOR DEL FORMATO PARA “CADENA DE DIFUSIÓN”:ARNALDO SALVINI
cadenadedifusion@yahoo.com.ar

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