domingo, 31 de agosto de 2008

A donde mira?, que pensaba con ese rostro tan adusto?, acaso pensaria que la historia le depararia un lugar junto al General don Jose de San Martin?

32 años mas tarde aquí lo tenemos, lloriqueando, queriendo dar lastima para que la justicia sea benevolente con el. Que inmundicia.

Hoy vienen bien estas opiniones y reflexiones sobre las fuerzas armadas.

“Nosotros no consideramos a las F.F.A.A. como una institución poseedora de valores inmutables, sino como una institución humana que actúa para bien o para mal, de acuerdo a los hombres que circunstancialmente las dirigen. No son mejores ni peores que los hombres que la componen, y por consiguiente, no existe la continuidad histórica que iguala a todos los militares a través del tiempo con un mismo sello de excelencia, desinterés o patriotismo; tampoco el merito de una época alcanza a los protagonistas de otra, salvo que la revaliden con su propia conducta. Y lo mismo en lo que atañe a conductas infamantes. Los meritos de San Martín no apañan a Quaranta, ni Fernández Suárez infama a Belgrano, a Dorrego o a Guemes. Podemos admirar al Almte Browm y negar al mismo tiempo a Rojas y a Benigno Varela. Podemos sentirnos deudores y herederos de tantos milicos que regaron con su sangre el suelo de América y de la Patria y no por ello atenuar nuestro juicio sobre los oficiales cómplices, ejecutores y consentidores de vejámenes y torturas.-

Sin duda este es un criterio antagónico con el que sustentan muchos militares que tienen un extraño concepto de su parentesco con la historia y con la gloria. Pero es claro, y si se lo recalca así tan crudamente, es para evitar que se sigan cultivando prejuicios indiscriminados de un patriotismo que luego la historia nos revela como falso.

Es que los argentinos tenemos una ingrata experiencia acumulada en este siglo. Cuando con el argumento siempre esgrimido y ahora repetido, de la necesidad de defender “un estilo de vida”, nuestro estilo de vida, el Ejército protagonizo como represor la historia de la “Patagonia trágica” y los obreros lo hicieron como mártires; cuando desde aviones navales con tripulación también de políticos se bombardeo al Pueblo en la Plaza de Mayo; cuando se fusilo en la Penitenciaria Nacional; en José León Suárez y en Campo de Mayo; cuando se fusilo en Trelew; cuando militares intervinieron en la profanación del cadáver de Evita, cuando el Ejercito en un gran operativo pretendió impedir el reencuentro del Pueblo con su líder; cuando representantes de las tres armas concurren a convocatorias de lo mas representativo de las empresas “lideres” y lo mas rancio de los terratenientes y ganaderos, para considerar la situación económica nacional y formular criticas al gobierno, sin asumir las propias, etc., la preocupación se apodera de los sectores populares, especialmente cuando se anuncia que el Ejército intervendrá en la “subversión en las fabricas”, lugar de trabajo de nuestros obreros y nada se dice de hacerlo en las empresas, lugar de expoliación del país y del patrimonio nacional.

La situación es seria y también dramática, no solo para los trabajadores, sino también para las propias F.F.A.A., impulsadas a avanzar en un terreno, donde por plano inclinado serán llevadas a sustituir a las policías de los ambientes fabriles, hasta ahora privadas, y a ser custodios de los intereses de una de las partes, precisamente la menos indicada para representar el interés general…”.

“Nosotros les prevenimos que algún día vendrá el hombre sencillo de la Patria a interrogar a sus militares en actividad y en retiro. No los interrogaran sobre sus largas siestas después de la merienda, tampoco sobre sus estériles combates con la nada, ni sobre su ontológica manera de llegar a las monedas, no sobre la mitología griega ni sobre sus justificaciones absurdas crecidas a la sombra de la mentira.

Un día vendrán los hombres sencillos de esta tierra, aquellos que fueron sus soldados, a preguntar que hicieron cuando la Patria se apagaba lentamente, que hicieron cuando los pobres consumían sus vidas en el hambre y la de sus hijos en la enfermedad y la miseria, que hicieron cuando los gringos vinieron a imponernos esa nueva forma de vida “occidental” que todo lo corrompe y compra el dinero.

Quizás para ese momento, la vergüenza que provoque el silencio como respuesta, no sea suficiente como castigo”
Escrito por Bernardo Alberte*

*Del Mayor Bernardo Alberte, militar y dirigente peronista, que combatió a las dictaduras militares, asesinado el 24 de marzo de 1976 por fuerzas del ejercito.

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